lunes, 3 de mayo de 2010

Tristeza disfrazada de felicidad

Se que puede sonar demasiado egoísta, pero odio que sea tan feliz de repente. Sí, es como si me sintiera desplazada...como si ahora ya no fuera a escuchar mis problemas.
Encima, es una felicidad sin causa y con un poco de resquemor también con causa desconocida.
Lo que él denomina como "la felicidad del gilipollas". Y aunque sea del gilipollas, yo pienso todo esto.
Y, por si no fuera poco, se vuelve a hablar con esa chica, y ella le ha dicho que se siente feliz porque él está feliz. Esa misma frase le dije yo a medio día, pero parece que la suya es mejor.
Y me acaba de llamar ahora mismo, preguntándome si estoy mejor. ¿Cómo quieres que esté?
Me siento desplazada por tu felicidad, y me siento una egoísta por ello...¿De verdad crees que estoy feliz? No. Para nada.
Pero yo le contesto que mejor, que estoy bien. Le cuento también lo que siento, exceptuando lo de la chica.
Pero se lo cuento más suave, por lo que yo me sigo quedando con el dolor dentro de mí.
Y él, el otro chico, parece que no para de pensar en mí.
Es increíble que después de taaantos años...En fin, los problemas se me salen por las orejas y tengo sueño.
Buenas noches.

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